
Nidos artificiales en Hong Kong para salvar a sus amenazadas cacatúas

Sobre las bulliciosas calles abarrotadas de tiendas del barrio de Causeway Bay en Hong Kong, se libra una lucha en las copas de los árboles por salvar a una de las especies más amenazadas del mundo: la cacatúa de cresta amarilla.
Entre las extensas ramas de uno de ellos fue instalado un nido artificial en forma de caja diseñado para esta ave de inconfundible tocado amarillo, de la que solo quedan entre 1.200 y 2.000 ejemplares en todo el mundo.
Aunque son originarias de Timor Oriental e Indonesia, una décima parte de las que quedan se encuentra en Hong Kong, la "mayor población silvestre unida que se conserva" a nivel mundial, explica Astrid Andersson, investigadora posdoctoral de la Universidad de Hong Kong.
Su futuro pende de un hilo, debido a la pérdida de su hábitat y, según sospechan algunos, al mercado negro.
El número de cacatúas se ha ido estancado, con muchos menos ejemplares jóvenes que cuando Andersson comenzó a monitorearlos hace casi 10 años.
Estas aves no construyen sus propios nidos, sino que dependen de cavidades naturales en los árboles, de las cuales 80% ha desaparecido en los últimos años debido a los tifones y la poda realizada por las autoridades de esta ciudad semiautónoma china.
Las cajas nido instaladas por Andersson son un intento de remediar esta situación, ya que intentan emular los huecos que buscan estos animales. Y permitirán observar su comportamiento reproductivo, nunca estudiado exhaustivamente.
Tiene previsto colocar unas 50 en toda la ciudad.
Sin estos nidos artificiales, "creo que las cacatúas tendrán cada vez menos oportunidades de aumentar o reemplazar a los individuos que mueren en su población", afirma.
- Coexistencia positiva -
La existencia de las cacatúas en Hong Kong ha sido "una historia muy positiva sobre la coexistencia entre humanos y fauna silvestre", explica Andersson.
La población que reside en la ciudad fue introducida, y una leyenda urbana cuenta que proceden de un aviario liberado por el gobernador británico de Hong Kong antes de rendirse a los japoneses en 1941.
Sin embargo, no hay pruebas que respalden esa historia: se cree que los antepasados de la bandada actual eran mascotas que escaparon.
Los parques urbanos de Hong Kong, llenos de árboles maduros que dan frutos, nueces y otros alimentos, se convirtieron en un "santuario" para ellas, estima Andersson.
Y es que estas cacatúas ya forman parte del entramado de la frenética ciudad. Posadas en las farolas, se sientan tranquilamente mientras observan el ruidoso tráfico de los pasos elevados y sus fuertes graznidos resuenan al anochecer.
Muchas personas no se dan cuenta de que están viendo una especie en peligro de extinción en su vecindario.
"Realmente pensábamos que eran como cualquier periquito", dijo a AFP Erfan, un residente.
También son confundidas a menudo con las cacatúas sulfúreas, muy comunes en Australia. Sin embargo, son genéticamente distintas, y esa última especie no está en peligro.
- ¿Mercado negro? -
Los comerciantes del mercado de aves de Hong Kong conocen bien la diferencia.
Cuando AFP visitó el mercado, las cacatúas sulfúreas se exhibían abiertamente, mientras que las de cresta amarilla solo se mostraban bajo petición.
Un ave de un año se vendía por la exorbitante suma de 56.000 dólares hongkoneses (unos 7.000 dólares estadounidenses), mientras que un polluelo podía alcanzar los 14.000.
Desde 2005 es ilegal comerciar con cacatúas de cresta amarilla silvestres.
Se permite la venta de ejemplares criados en cautividad, pero los criadores deben contar con licencia en virtud de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (Cites).
No hay ninguno registrado en Hong Kong.
Sharon Kwok Pong, fundadora de Hong Kong Parrot Rescue, cree que puede existir un "mercado negro".
"Hay gente que averigua dónde se encuentran estas aves y las captura", contó a AFP.
Las cacatúas criadas en cautividad deben llevar un anillo en la pata y documentación que acredite su origen, pero estos pueden falsificarse.
- "Población de respaldo"-
Andersson ha desarrollado una prueba forense que analiza la dieta de las cacatúas para determinar si han sido capturadas recientemente en estado silvestre. Espera que esto ayude a hacer cumplir la prohibición de la venta ilegal.
En sus hábitats naturales, la caza furtiva, la rápida pérdida de hábitat y el cambio climático han devastado el número de cacatúas.
Las aves que viven en este centro financiero, entre los rascacielos, podrían ayudar algún día a revivir la especie.
"La población de Hong Kong podría tener linajes genéticos que ahora han desaparecido", dice Andersson.
Podría funcionar "como una población de respaldo para sus contrapartes silvestres de Indonesia".
J.Sharp--TNT